Incluyo de seguido un párrafo de una crítica de Roger Ebert, que me ha ayudado a entender mejor El hundimiento y la propia figura de Hitler.
Admiración por él no siento. Simpatía, sólo la que sentiría por un perro rabioso, al pensar que
debe morir. No siento que la película proporcione “una respuesta
suficiente a lo que Hitler hizo”, porque siento que ninguna
película puede, y que ninguna respuesta puede ser suficiente. Todo
lo que podemos aprender de una película como ésta es que millones
de personas pueden ser dirigidas, y millones más muertas, por la
locura que acompaña al racismo y los instintos bárbaros del
tribalismo.
Lo que también sentí,
sin embargo, fue la enfermedad nazi como algo real, no distanciada y débil como en tantas cintas con villanos nazis, que la han convertido más en un instrumento de narración que en una realidad.
Al observar a este Hitler estropeado y patético, tomamos conciencia de que él por sí mismo no creó el Tercer Reich, sino que fue el centro de
un levantamiento espontáneo de una gran parte del pueblo alemán, que se alimentaba del racismo, la xenofobia, las ínfulas de grandeza y el
miedo. Hitler era hábil manipulando ese sentimiento, y supo
rodearse de estrategas y propagandistas capaces, pero no era un gran
hombre, sólo uno provisto por la suerte para desatar un mal
inimaginable. Conviene pensar que el racismo, la xenofobia, las
ínfulas de grandeza y el miedo todavía siguen con nosotros, y que
la derrota de una de sus manifestaciones no nos vacuna frente a
otras.
La crítica completa en inglés, aquí: http://www.rogerebert.com/reviews/downfall-2005
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