sábado, 5 de abril de 2014

Ah, Tintín


Me puse a ojear El tesoro de Rackham el Rojo en la Casa del Libro porque lo tenían en gran formato.  ¿Gran formato?, me dirás.  Y yo diré: mira.  Si hoy se rehiciera El increíble hombre menguante, el álbum de Tintín estaría encima de una mesa, así:
 

Es extraño, vi esta película en el Museo Arqueológico, primera vez y única.  El programa incluía, además, un coloquio con Vicente Molina Foix.  Durante la charla, un hombre con barba blanca se le acercó para darle un papel.  El escritor, extrañado, no reveló su contenido.  Volviendo al cómic.  El cambio en las medidas no era el único, el texto ha cambiado algo, también.  Nada raro, por otra parte.  Lo que dice el loro del final en el texto antiguo es "gitano", y esto se ha trocado por "pepinillo", en el nuevo.


No nos excitemos:  esto no es ninguna traición al original.   Hergé lo que dijo fue "boit-sans-soif", esto es, "bebe sin sed", o borrachín.  Sólo un traductor inspirado lo transmutó en "gitano".  Otros tiempos, otras costumbres.  Lo mismo digo del cambio.  Tintín lucha hoy contra las injusticias tipográficas, por eso.  También en la Casa del Libro.


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