martes, 30 de marzo de 2021

Pasaje

 
    Marcha por la tarde un vagón de la línea gris de Metro. Hay pocos viajeros, y es cómodo mantener las distancias. En eso suena una voz: "Buenas tardes, vivo en la calle. No se asusten. ¿Pueden darme una pequeña ayuda, por favor?". Ni un bolso se abre, ni un bolsillo. La voz repite el mismo tema, tensando un poco el nervio: "Buenas tardes, no se asusten. Vivo en la puta calle. ¿Pueden darme una pequeña ayuda, por favor?". No hay respuesta. Desaparece el túnel, se compone una estación y el tren se para. La voz se aleja, buscando el andén. En el aire flotan algunas palabras suyas: "... en este puto planeta...". Sigue el clac-clac de las puertas y el chacachá del tren. Y, sorpresivamente, también la voz de antes, que continúa en el vagón. Pero la fórmula de marras es ahora puro reproche, y consigue hacer mella en un viajero. Mientras sale la moneda, o lo contante, un rudo "Gracias por escucharme, hombre. Que hay aquí cien mil que no escuchan" cubre lo sonante. De otro vagón llega una melodía de violín. Al compás agradecido de la música el tren encuentra un nuevo andén. Las puertas se abren y la voz se esfuma, esta vez para no volver.

 

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