martes, 12 de agosto de 2014

Robin Williams


Quiero recordar a Robin Williams con uno de los diálogos de El rey pescador.




Amanda:  No tienes por qué decir eso.
Robin:  Nunca digo nada que tenga que decir.
A:  No, digo que no hace falta que me digas cosas bonitas. Está un poco desfasado, teniendo en cuenta lo que vamos a hacer.
R:  ¿Qué es lo que vamos a hacer?
A:  Me estás acompañando a casa. Creo que te atraigo un poco. Y probablemente quieras subir a tomar café.
R:  No tomo café.
A:  Entonces probablemente bebamos algo. Y hablaremos y nos conoceremos un poco mejor, nos iremos sintiendo cómodos. Y entonces tú... Te quedarás a dormir. Y por la mañana te levantarás... y estarás distante. Y no podrás quedarte a desayunar. Tal vez te tomes una taza de café.
R:  No tomo café.
A:  Y entonces... nos daremos los teléfonos. Y te irás... para no llamarme. Y yo me iré al trabajo, y me sentiré tan bien... la primera hora, y entonces, despacio, me iré sintiendo como una basura. No sé por qué me someto a esto. Me alegro mucho de haberte conocido. Buenas noches.
R:  Buenas noches. ¡Perdona! Espera, sólo... Disculpa. Espera un momento. Perdona. Espera, por favor.
A.  No me siento muy bien.
R:  No me extraña nada. Nos hemos conocido, hecho el amor y roto, y todo en el espacio de treinta segundos. Yo no recuerdo el primer beso, que es la mejor parte.
A:  Ha sido muy especial conocerte.
R:  Para mí también, pero creo que es tiempo ya de que calles. Cállate. ¿Por favor? No voy a subir a tu apartamento. Nunca fue mi intención.
A:  No quieres.
R:  Oh, no, sí que quiero. Siento algo por ti del tamaño de Florida. Pero no quiero que sea sólo una noche. Hay algo que tengo que confesarte.
A:  ¿Estás casado? ¿Divorciado? ¿Tienes una enfermedad?
R:  No, para, por favor. Estoy enamorado de ti. Y no sólo desde esta noche. Te conozco desde hace tiempo. Sé que sales del trabajo a las doce y luchas por atravesar esa puerta. Te empujan hacia atrás, y en tres segundos vuelves a salir. Yo te sigo cuando vas a comer. Y sé que tienes un buen día... si te paras a comprar en esa tienda una novela rosa. Sé que los miércoles vas a comer a un chino. Y sé que tomas una bola de caramelo antes de volver al trabajo. Y sé que odias tu trabajo y que no tienes muchos amigos. Y que algunas veces te sientes un poco torpe... y no te sientes tan estupenda como los demás. Sintiéndote tan sola y separada como te sientes... Te quiero. Te quiero. Y creo que eres el mejor invento después de los estantes para especias. Me quedaría noqueado si sólo pudieras darme ese primer beso. Y no seré distante. Volveré por la mañana. Y te llamaré, si quieres. Pero sigo sin tomar café.
A:  ¿Eres real... verdad? Adiós. Me he equivocado de puerta... Puedes llamarme.
R:  Si no me ha dado el teléfono...

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