domingo, 25 de octubre de 2020

Ordalía del espacio


       Raised by Wolves es, en su primer año, una serie de ciencia ficción voluntariosa, de estética cuidada, y como tal se deja ver. Pero también es una fantasía filosófica torpe, y aquí no tiene disculpa, no importan sus alegorías. Cada vez que asoma la disyuntiva credencial que enfrenta a los protagonistas, y ocurre a menudo, me parece estar viendo un capítulo de South Park, aunque sin una gota de la sátira característica. Y es que en la serie del espacio de Ridley Scott, los fieles creen con celo medieval, y los infieles son igual de exaltados (y fastidiosos) en su increencia. Estos colonos siderales deben de pertenecer a una línea temporal alternativa, ignorante de la libertad de culto y del sentido del humor. Los autores de Raised by Wolves parecen querer decirnos que todos somos, en esencia, fanáticos, y que por eso los androides lo serán también (si no le ponemos remedio, claro). Pero el planteamiento tiene poco recorrido, y con los capítulos se revela como una excusa para mantenernos ocupados, mientras esperamos las amenazas propias del género y a que llegue la segunda temporada.
 

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