Veo la película Ex Machina, de Alex Garland, y concluyo que, cuando seamos capaces de crear ingenios mecánicos de
apariencia y comportamiento idénticos a los nuestros:
1.
No estaremos ni ante seres humanos, por la diferencia biológica, ni
ante personas, por la divergencia psíquica. La realidad del hombre es
consustancial a su naturaleza, carnal, limitada y transitoria, elementos que determinan su ser consciente. Los robots, no obstante sus perfecciones, seguirán siendo máquinas.
2.
Para que la impresión de semejanza no dañe nuestra identidad, los
robots habrán de señalarse como tales mediante distintivo. Del mismo
modo, a fin de que el trato habitual con los robots no disocie en la
mente del hombre la forma humana de su fondo personal, será procedente
un trato considerado para con ellos, sin que en ningún caso se les haya
de tener como sujetos de derecho.
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