Fui a llevar cosas a un punto limpio. Un drive-thru del reciclaje, me pareció. ¿Tan impersonal, tan mecánico?, me dirás. No, por suerte: me atendió una trabajadora, y lo hizo con cuidado. Ese va aquí; en el de más allá, aquel.
La mujer (y este es el caso), usaba al hablar una muletilla francesa, yo se la escuché, dos o tres veces, es cierto. ¡Qué mujer tan extraña!, me dirás, y no sin razón, porque su acento no era el de Francia. ¿Extraña?, te diré. -Puede. Para mí, esa muletilla era en ella lo que en otras es una
flor en el pelo, o un broche en la solapa: un curioso
detalle personal.
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