miércoles, 26 de abril de 2017

V. La naturaleza y la índole


      Que el sentir nacional inglés comenzara a formarse cuando el país estaba en lucha con España en ningún caso justifica que, a día de hoy, se mantenga un concepto falso ya de inicio, a saber, que España por naturaleza es taimada, violenta y vacua, y cobarde por añadidura.
      Los extremos verbales son hoy tan extraños que resultan pintorescos, pero lejos de tenerse por ocurrencias deben considerarse como la manifestación más visible de una hispanofobia que opera aún en ciertos sectores del Reino Unido, donde reaparece con sorprendente facilidad. Preguntándome por el motivo de su persistencia, lo que encuentro, leyendo las declaraciones, los artículos y comentarios de cariz hispanófobo es un deseo de continuidad de un modo de ser nacional que, desafecto del presente, busca un asidero en el hito cultural del odio o el desprecio a España.
      Si una parcela de la moderna sociedad de las islas no ha conseguido liberarse de semejantes prejuicios, más allá de la educación recibida ha de considerarse la guía equívoca del poder más conservador, que, a fin de elevar la moral británica, incide en el error a conveniencia —en el caso que nos ocupa, para conjurar las inseguridades del brexit.
      Sería mala noticia que, ahora que el Reino Unido debe afirmar una identidad al margen de la Unión Europea, se sirviera con ese fin de negativas nociones de antaño. Británicos y españoles perderíamos aún más con ello.

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