jueves, 28 de mayo de 2015

Sigue a los mandos





   Pero es más que eso. Si (y aquí sigo una idea de Andrew Rilstone) Star Wars se entiende como una historia contada por una mujer de ese universo a su hijo, antes de dormir, entonces La guerra de las galaxias puede verse como un relato a la antigua, que sirve para transmitir creencias (miedos, expectativas, realizaciones) sociales. Nosotros no podemos saber, no mejor que el chico que recibe el cuento, cuánto de mito y cuánto de realidad hay en la crónica de la caída y restauración de la República Galáctica – somos, como el chaval, receptores de una historia que comunica los valores de una época y una población determinadas, los de la narradora. Un inciso. Yo encuentro sugerente la idea de Star Wars como tradición oral, empezada, quizás, por seres de otra raza; como leyenda que toma de aquí y de allá y se modela con el tiempo, mostrándose distinta según la hora, el lugar y la persona que narra, y que termina por convertirse en una obra canónica...

   A lo que iba. La palabra clave aquí es “creencia”. El mismo Julián Marías indica la importancia de las creencias en la vida personal, por un arraigo que supera con mucho al de las ideas (porque las ideas cambian con facilidad, pero las creencias, entendidas como vigencias sociales, son firmes). Y añade que han sido las mujeres las que durante milenios han transmitido las creencias en el seno de la familia. Si esto se aplica al universo de Star Wars, de la manera en que aquí se considera, la ausencia aparente de la mujer en el mismo se explica por la necesidad de que el hijo aprenda nociones guerreras y no otras, esa noche. Esto, claro, no significa que la mujer no importe en ese mundo, justo al revés: ella cuenta la historia, indica qué lado elegir, afirma con sus comentarios qué vale y qué no en la guerra, y lo hace a su manera. Para este fin se sirve de un cuento que ella (y nosotros) conocemos como La guerra de las galaxias, nada más. Y nada menos.

 

viernes, 15 de mayo de 2015

A los mandos

 


   Ayer leyendo en la Red recordé que en las películas originales de Star Wars no hay mujeres piloto. Del mismo modo me enteré de que en El retorno del Jedi sí las hubo, pero sus escenas se quedaron en la sala de montaje. Quizás, como yo, te preguntes ¿qué impulsó a George Lucas a prescindir de ellas? Pues bien: en la Red algunos aluden a su machismo; otros, a su prudencia, por la carga emotiva que tendría el verlas caer en combate (los niños son, al fin y al cabo, el público objetivo de esta fábula). Lo cierto es que Lucas no ha dicho nada, así que el motivo se desconoce. Yo quiero animar a la especulación sirviéndome de un texto de Julián Marías. Trata sobre un orden de cosas entre hombre y mujer que hoy ha perdido vigencia, pero que puede servir para explicar la naturaleza de una sociedad que existió hace mucho tiempo, en una galaxia lejana, muy lejana:

    << [Las mujeres] se han quedado en casa en plena guerra, en plena revolución, cuando todo está alterado. Todo, sí, pero se come tres veces al día. Las mujeres seguían cocinando, limpiando, dando de mamar o de comer a los hijos. Y cuidaban del marido, del guerrero, del revolucionario, que llegaba con un hambre tremenda de las barricadas, porque la revolución abre mucho el apetito. Gracias a que la mujer hacía aproximadamente lo que hacía antes, había cierta estabilidad y continuidad, y un día se restablecía la normalidad.
   La mujer ha visto pasar las cosas, esas cosas llamativas que luego cuentan los libros de historia; y su lema podría ser aquí te espero. Es un lema ambiguo. Se dirá: claro, la pasividad femenina. Pero tal vez significa otra cosa: "Aquí te espero. Ya volverás cuando se calme la situación, entonces seguiremos viviendo". Imagínese que no fuera así. La historia tiene coherencia, no es un disparate, porque la mujer, durante varios milenios, ha restablecido la normalidad. >>

   Si este fuera el caso, ¡de qué forma tan inesperada habría dado George Lucas coherencia a su creación! Se podrá decir por tanto que la mujer sí cuenta en ese mundo, aunque no figure en la cabina de un caza o a los mandos de un bombardero (X-Wing e Y-Wing respectivamente, según la jerga estelar). Si no tiene más protagonismo es porque a estas películas les preocupa casi únicamente el pormenor guerrero de la contienda --y no en vano, La guerra de las galaxias es el nombre que reciben en conjunto. ¿No te parece?